Estuve dándole vueltas a la idea de irme a una orgía-fiesta que hace en un bar de mi ciudad el último fin de semana de cada mes… y hasta había planeado el vestuario, tenía ganas de vestirme de piel con mis chaparreras perderme en el hedonismo absoluto, pero, recibí un mensaje en mi celular diciéndome que si quería pasar una tarde rica de sexo y mota. Alejandro que es el hombre que vi hace casi dos meses, un hombre de 51 años encantador, me invitó a ir a su casa y disfrutarnos uno al otro. Me recibió como la primera vez, amable y cachondo, me hizo un té y saco una pipa para fumar… la marihuana comenzó a hacer efecto, de repente la música se detuvo, a ritmo de a “red letter day” de los pet shop boys, comenzamos a besarnos y en algún momento ya desnudos los dos, yo con suspensorio. Alejandro se puso un condón y comencé a sentir como se habría paso dentro de mi… y la sensación es de verdad indescriptible, entre el porro, los poppers y esa verga que es como un brazo por el grosor y el tamaño, sentí un dolor que al mismo tiempo y de forma contradictoria me daba una sensación de placer enorme que provoco venirme al momento que entro completamente, este cabrón me llena, y me da un placer que de verdad no lo puedo describir… pero es enorme y me siento pleno con él dentro… ¡que ganas de coger como Dios manda!, es algo que necesitaba, que quería y que agradecí, ojala se repita antes de mi cumpleaños que por cierto es justo en un mes.
Así termino creo este año, con una deliciosa tarde con Alejandro…que bueno que tenga pareja, debe estar feliz su novio teniendo a un macho como él cerca, pues además de excelente amante, es correcto, educado y atento. Lo cual, es cada vez mas escaso entre la gente que cree que coger es meter la verga y venirse… que pena por los que creen que el sexo es solo eso.
Este año fue de muchísimos aprendizajes, de encuentros placenteros y de espejismos que afortunadamente se despejaron, decía mi padre que lo malo se revela ante nosotros casi sin darnos cuenta… lo mezquino y putrefacto siempre termina por delatarse, bien por los que lo hicieron. Yo sigo aquí, feliz, viviendo en paz.