Caminado por el centro histórico de mi ciudad, casi sin darme cuenta justo al salir de la dulcera Celaya, la humanidad de un hombre de 190 cm. Se acerco a mi y me dijo en algo que no entendí...
-Perdón- le dije yo
-¿No hablas Árabe? (en perfecto español)
-No... (reí nerviosamente), pero había algo en esa mirada en su aliento que sentía tan cerca, que me perturbé.
-¿Quieres cenar conmigo?- dijo- Casi me ahogo con la gomita que me había metido en la boca, -¿Cenar?-, dije yo... -Si, claro, ¿dónde?-... ¿como negarme a un hombre asi? mirándome de esa forma, con esos ojos.
Despúes de la cena y de miradas lascivas entre preguntas inciertas y rozamientos de manos, nos dirigimos a mi estudio. Es un hombre de 34 años, sin pretensión de ser sino sencillamente ser, visiblemente inteligente y consecuente al menos en su conversación, muy seguro de si, pues yo, jamás me habría acercado a alguien asi, sólo porque me gustará. Y... lo demás fue ... lo usual, con el plus de haber sentido reivindicación en unos brazos ajenos, extraños y desconocidos, habidos de mi por espacio de mas de dos horas...
Uno creería que jamás se sentirá de nuevo pleno con alguien... pero no es así. Nada esta dicho en la vida, y nada es para siempre... Cuando se despidió, pedimos un taxi para que lo vinieran a recoger, me dijo que me quería ver de nuevo... y me pidió algunas cosas que hacía mucho no escuchaba fuera de mi familia... Se lo cumplí...y este fin de semana que nos encontramos de nuevo, la pase muy bien, me dio muchísimo placer y me hace reír... -¿Por qué estas sólo?- me preguntó, ... -No te voy a responder- le dije, -conóceme... ya me dirás-
-Perdón- le dije yo
-¿No hablas Árabe? (en perfecto español)
-No... (reí nerviosamente), pero había algo en esa mirada en su aliento que sentía tan cerca, que me perturbé.
-¿Quieres cenar conmigo?- dijo- Casi me ahogo con la gomita que me había metido en la boca, -¿Cenar?-, dije yo... -Si, claro, ¿dónde?-... ¿como negarme a un hombre asi? mirándome de esa forma, con esos ojos.
Despúes de la cena y de miradas lascivas entre preguntas inciertas y rozamientos de manos, nos dirigimos a mi estudio. Es un hombre de 34 años, sin pretensión de ser sino sencillamente ser, visiblemente inteligente y consecuente al menos en su conversación, muy seguro de si, pues yo, jamás me habría acercado a alguien asi, sólo porque me gustará. Y... lo demás fue ... lo usual, con el plus de haber sentido reivindicación en unos brazos ajenos, extraños y desconocidos, habidos de mi por espacio de mas de dos horas...
Uno creería que jamás se sentirá de nuevo pleno con alguien... pero no es así. Nada esta dicho en la vida, y nada es para siempre... Cuando se despidió, pedimos un taxi para que lo vinieran a recoger, me dijo que me quería ver de nuevo... y me pidió algunas cosas que hacía mucho no escuchaba fuera de mi familia... Se lo cumplí...y este fin de semana que nos encontramos de nuevo, la pase muy bien, me dio muchísimo placer y me hace reír... -¿Por qué estas sólo?- me preguntó, ... -No te voy a responder- le dije, -conóceme... ya me dirás-