miércoles, 17 de septiembre de 2008

Una llamada nocturna

He estado encerrado, como siempre en mis tareas de dibujar y pintar, aislado de la red y de la gente… pensando en mí ser creativo y en mí ser erótico. La creación siempre ha ido de la mano de mi necesidad física, que de base sólo tiene una función inmediata y no mas allá de de una satisfacción y es compartir de forma generosa los placeres eróticos que me dan las sensaciones. En días pasados me invitó un chico de 30 años a pasar la noche con el, sólo porque estaba caliente y quería desahogarse, igual que yo… mirarlo y sentirlo fue una grata experiencia. Jonathan es un hombre de esbelta figura, atlético, acorde a la madurez de sus años y de una sonrisa franca y abierta, de apariencia hippie, ya sabes de cabello largo, y ojos rasgados como los indios del norte del país, bellísimo a mis ojos y francamente atractivo. Y desde el momento en que nos acercamos comenzó a besarme y abarcarme con su boca y su cuerpo, pues es mas alto que yo, debe alcanzar los 185 cm. Su piel es blanca llena de bello, su aliento fresco y el aroma de su cuerpo me mareó. Su desnudes me impactó y me encantó, es circunciso de una verga sumamente estética, larga, gruesa y coronada con un glande duro y firme que orgulloso se muestra listo para atacar. Él no habla mientras estamos en esto poco expresa con palabras, pero sus manos y gestos dicen cuanto lo disfruta, sus manos jalan hacia si y aprisionan mi cuerpo contra el, me nalguean y someten, hasta provocarme espasmos vaciarme con tan sólo la manipulación que da a mi cuerpo… Jonathan disfruta cada momento desde los mas salvajes hasta los mas suaves son llegar a la ternura novelera y cursi, los besos son fuertes y siempre intenta penetrar con su lengua y dominar ahí mismo también. Todo esto siempre es una escena de lucha salvaje donde el siempre es vencedor, y a pesar de ello, los besos y el dominio siempre coronan con una sensación de bienestar y plenitud donde al separarnos y tomar aire nos buscamos con las manos para asirnos y reír…

Sin embargo… el en algún punto me dice que, ojalá me hubiese conocido hace dos semanas antes, o que sale con alguien que no quiere nada con el, o que si será conveniente vernos tan seguido, pues el no quiere una relación ni esta dispuesto a tener un acercamiento que no sea nada mas que un amasiato de fijo, pues el además de mi se ve con alguien de su edad. A esto siempre respondo… -no te he pedido nada, ni espero nada- Hemos compartido tres veces la cama, tres veces donde nos besamos con muchísimo gusto placer y deleite, tres veces donde en cada una de ellas ha sido diferente, donde cada ves hemos mejorado la comunicación física, donde el placer ha sido extremo, donde los besos alcanzan una complicidad que lo asustan y no atina mas que decirme que no quiere mas que eso, sexo. Será como dice un amigo mío que “me vibra” y por eso lo aclara,… no lo sé. Pero la experiencia de estar con él, y de mirarlo y besarlo es tan agradable que necesitaba atraparlo en mis papeles.

Esta última vez que nos vimos me abrazó por sorpresa mientras estaba en su cama sentado viendo un vídeo, con una voz aniñada celebró que hubiese traído algo para él, me tomó por sorpresa, y mi cuerpo reacciono. No estoy acostumbrado, pero me gustó que lo hiciera, hice este dibujo de él y cuando me despedí asumí que a lo mejor no lo vería de nuevo, asumí que si lo hago, siempre haré de cuenta que es la ultima vez… así, no sentiré extrañarlo ni sentiré mis manos vacías ni buscare asir nada mientras duermo… pero eso si, sí lo veo de nuevo, aceptaré lo que siempre me ha pedido, quedarme a dormir con el… abrazarlo mientras duerme y besarlo al amanecer.